Enfermedad tromboembólica arterial y cáncer

La asociación entre cáncer y enfermedad tromboembólica venosa (ETV) ha sido bien estudiada en los últimos años, sin embargo, aún queda mucho por conocer sobre su relación con la trombosis arterial (TA).

La TA es una complicación frecuente en los pacientes con cáncer, con una incidencia del 1,1-4,8% a los seis meses del diagnóstico. Se ha descrito un riesgo de 2-7 veces mayor de TA en los pacientes con cáncer, más marcado en los primeros seis meses desde el diagnóstico, y que multiplica por 3-4 el riesgo de muerte. En ocasiones, su aparición puede ser predictor de un cáncer oculto.

Entre los biomarcadores predictores de TA en pacientes con cáncer, se encuentra la elevación de los niveles de neutrófilos y la selectina P soluble. Los eventos tromboembólicos arteriales más reportados en la literatura son el infarto agudo de miocardio (IAM) y el accidente cerebrovascular (ACV), siendo la edad, el tabaquismo y la hipertensión los factores de riesgo cardiovascular más frecuentemente asociados a esta enfermedad.

El riesgo de TA no solo está relacionado con las características biológicas del paciente, sino también con el tipo de tumor y el tratamiento utilizado contra el cáncer. Al igual que sucede con la ETV, los tumores de pulmón, páncreas, estómago y sistema nervioso central, son los que tienen mayor riesgo de TA. Citostáticos como el cisplatino y el fluoruracilo, anticuerpos monoclonales antiangiogénicos e inhibidores de la tirosina cinasa con efecto antiangiogénico, están relacionados con un mayor riesgo de incidencia de TA. La evidencia científica es escasa en relación a la tromboprofilaxis y al tratamiento de eventos trombóticos arteriales en los pacientes con cáncer.