Fecha de publicación:
06 de marzo de 2024
 

Tiempo de lectura:
02:30 MIN
 

Dr. José Manuel Soria
Unidad de Genómica de Enfermedades Complejas. Institut de Recerca de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Instituto de Investigación Biomédica (IIB) Sant Pau. Barcelona.

A medida que la comprensión de la conexión entre la salud mental y física continúa evolucionando, se ha vuelto crucial explorar cómo las condiciones psiquiátricas pueden influir en la propensión a desarrollar otras patologías.

En este sentido, existen estudios que demuestran que individuos con enfermedades mentales graves (como esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno depresivo mayor) tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares1, y muy concretamente enfermedad tromboembólica venosa (ETV) 2,3.
La relación entre las enfermedades psiquiátricas y la trombosis plantea un fascinante y complejo desafío en el panorama de la salud y constituye un área de interés científico creciente en la investigación biomédica. Una revisión sistemática demostró el mayor riesgo de tromboembolismo venoso (ETV) en pacientes con trastornos psicóticos, depresión y trastorno bipolar 4,5, en los cuales se detectan alteraciones plasmáticas que desequilibran los mecanismos pro y anticoagulantes, lo que resulta en un estado de hipercoagulabilidad 2,3.
En este contexto, como generadores de este estado de hipercoagulabilidad hay que tener en cuenta, por ejemplo,  la alteración de los niveles de serotonina, un componente clave en la depresión mayor, y activador plaquetario; la elevación del dímero D, que es un marcador de eventos protrombóticos; la elevación de los niveles del factor VIII de la coagulación en pacientes con un primer episodio de psicosis; y niveles reducidos de proteína S anticoagulante observados en pacientes con esquizofrenia3. Las plaquetas son particularmente interesantes, ya que presentan similitudes funcionales con las neuronas6, y se ha demostrado que sus niveles o actividad están alterados en los pacientes con depresión mayor6 y por la medicación antidepresiva que afecta la serotonina7. Por otro lado, las personas con enfermedades mentales severas tienen una mayor carga de otros factores de riesgo de ETV, como obesidad, tabaquismo, comportamiento sedentario, tratamiento con medicación antipsicótica y antidepresiva e inmovilidad (por ejemplo, durante catatonia o sedación) que también aumentan el riesgo de trombosis2,5

Dentro de las enfermedades mentales, una de las que más datos disponemos con relación al riesgo de trombosis, es la esquizofremia. Esta enfermedad es un trastorno cerebral crónico, grave e incapacitante con una prevalencia de aproximadamente el 1% de la población mundial8. Se ha estimado que las personas con esquizofrenia mueren en promedio 20 años antes que las personas sin esta enfermedad9,10. Un posible factor de riesgo para una vida más corta en personas con esquizofrenia es un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en general11 y de ETV12 en particular. Concretamente, en un estudio poblacional13, la cohorte de pacientes con esquizofrenia exhibió alrededor del doble de riesgo de desarrollar trombosis venosa profunda o embolia pulmonar en comparación con la cohorte sin esquizofrenia. Este incremento en el riesgo de ETV está directa o indirectamente asociado con el uso de antipsicóticos14, como demuestra una revisión reciente15, que reporta que el 87,5% de los pacientes que tomaban clozapina tenían factores de riesgo de ETV. En este sentido, los pacientes con esquizofrenia que reciben medicación antipsicótica a largo plazo muestran evidencias de un estado general de hipercoagulabilidad e hipofibrinolítico, lo que puede contribuir a su mayor riesgo de ETV2.

Es importante destacar que, independientemente de los factores de riesgo de ETV asociados a los fármacos antipsicóticos, la esquizofrenia en sí misma tiene una tendencia a aumentar el riesgo de trombosis, como lo demuestran los marcadores elevados de activación y disfunción plaquetaria en pacientes con esquizofrenia que nunca han recibido antipsicóticos16.
Este riesgo podría explicarse por otros factores asociados a ETV como la inmovilidad observada en una alta proporción (9-17%) en los pacientes con esquizofrenia aguda17, o la presencia de hiperglucemia, hiperlipidemia, hiperhomocisteinemia, obesidad, y dependencia de la nicotina, que son factores de riesgo de ETV18

Por otro lado, la trombosis tiene una importante base genética19, por lo que la presencia de variantes genéticas protrombóticas sumadas a los factores ambientales mencionados anteriormente, también jugarían un papel en la predisposición a padecer eventos tromboembólicos en pacientes con enfermedades mentales. En este sentido, un reciente meta-analysis de asociación de todo el genoma (GWAS, de sus siglas en ingles Genome Wide Association Analysis) a partir de miles de pacientes del UK-Biobank y del Consorcio INVENT demuestra una asociación positiva entre ETV y trastorno depresivo mayor, pero no con esquizofrenia ni trastorno bipolar 20.
Este estudio proporciona evidencias consistentes de mecanismos biológicos compartidos entre la depresión mayor y la ETV y sugiere que, en ausencia de datos genéticos, se podrían considerar antecedentes familiares de depresión al evaluar el riesgo de ETV20.
Existen otros estudios genéticos que también sugieren mecanismos patológicos compartidos entre la depresión mayor y las enfermedades cardiometabólicas, incluida la obesidad 21, la diabetes tipo 222 y la enfermedad de las arterias coronarias23, todas ellas factores de riesgo de ETV.

Desde el punto de vista clínico es evidente que las secuelas de un evento tromboembólico se asocian con deterioro de las condiciones físicas, lo que puede tener un impacto sustancial en la calidad de vida de aquellos pacientes que también presentan trastornos psiquiátricos, subrayando la necesidad de una atención médica más holística. En un contexto de Medicina Personalizada evaluar el riesgo de trombosis en pacientes con enfermedades mentales puede tener un alto impacto en la prevención y evolución de ambas patologías, constituyendo un elemento a tener en cuenta en las decisiones médicas para brindar una atención integral en estos pacientes.

Dr. José Manuel Soria
Unidad de Genómica de Enfermedades Complejas. Institut de Recerca de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Instituto de Investigación Biomédica (IIB) Sant Pau. Barcelona.

MAT-ES-2400596 V1 febrero 2024

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