Fecha de publicación:
5 de agosto de 2022

Las tasas de mortalidad y hospitalización bajan ligeramente, algo clave ante el hecho de que estos pacientes tienen cinco veces más posibilidades de sufrir síntomas depresivos

Hasta el 40 por ciento de los adultos con enfermedad renal en etapa terminal (ERT) que requieren diálisis de mantenimiento tienen depresión, lo que significa un porcentaje que es cinco veces mayor que la población general. Esto explica la importancia de actuar con antelación, ya que si el problema se detecta un año antes de iniciar la hemodiálisis se obtienen mejores resultados, con una ligera reducción de las tasas de mortalidad y hospitalización.

Así lo apunta un reciente estudio publicado en Clinical Kidney Journal, en el que se recuerda que la transición entre la ERT y la hemodiálisis "es un periodo vulnerable" para estos pacientes. Esta etapa está marcada por "altas tasas de depresión, hospitalizaciones y fallecimientos".
Para analizar el impacto de los problemas psicológicos, los investigadores utilizaron los datos de una gran cohorte de más de 30.000 pacientes, el 64 por ciento de los cuales se sometieron a pruebas de detección de depresión antes de la ERT. ¿La conclusión? "La detección de la depresión en adultos antes de la transición de mantenimiento a la hemodiálisis puede estar asociada con mejores resultados durante el año siguiente".

Una reducción modesta

Los autores señalan que observaron una tasa de mortalidad y hospitalización "modestamente más baja" entre los que se sometieron a estas pruebas de detección precoz. En concreto, durante los 12 meses posteriores a la transición, la tasa bruta de mortalidad por todas las causas fue de 0,32 personas-año para los examinados y de 0,35 para los que no lo fueron.
El estudio admite que las diferencias no son grandes, pero que suponen un punto de partida importante. "Teniendo en cuenta los resultados inaceptablemente deficientes para los adultos con ERT que están iniciando diálisis de mantenimiento, la detección de la depresión presenta a la comunidad nefrológica una oportunidad para mejorar los resultados de estos pacientes", se apunta.

Numerosos problemas asociados

La cuestión es que la depresión concomitante se asocia con un peor tratamiento de diálisis, adherencia a la dieta y la medicación, así como una menor calidad de vida, un aumento de las hospitalizaciones y una mayor mortalidad. Y aunque algunos resultados han mejorado en los últimos años, lo cierto es que la transición hacia la diálisis "sigue siendo un momento especialmente vulnerable".
La investigación destaca en esta línea que "el deterioro de la salud mental debido a los cambios en el estilo de vida y las demandas requeridas por esta transición de diálisis ha recibido menos atención a pesar de las formidables consecuencias negativas". Y es que la depresión entre los adultos a medio camino entre la ERT y la diálisis "se asocia con una mayor mortalidad por todas las causas durante los 12 meses posteriores en comparación con sus contrapartes sin depresión".

Evaluar el cribado de la depresión

Por todo ello, las revisiones sistemáticas y las pautas de consenso han recomendado la detección de problemas psicológicos en adultos con enfermedad renal. No obstante, los autores reconocen que, pese a los beneficios que aporta a priori, "el cribado de la depresión puede suponer una carga adicional para el personal que resta valor a otros aspectos de la atención y puede ser percibido negativamente por los pacientes", hasta el punto de considerar "inaceptable" el tratamiento que conlleva.
El estudio se desarrolló en EEUU entre militares veteranos, ya que en ellos la prevalencia de ERT es aproximadamente el doble que entre los no veteranos, debido en parte a las altas tasas de enfermedades comórbidas predisponentes, la edad avanzada y otros factores de riesgo sociodemográficos. Los veteranos también experimentan un trastorno depresivo mayor en más del doble de la tasa de la población general de EEUU.

Un paso para la mejora de los resultados

Los autores recuerdan que los pacientes con enfermedad renal terminal que van a iniciar la diálisis de mantenimiento parecen ser especialmente susceptibles a la depresión, "lo que probablemente se deba a las muchas pérdidas mentales, físicas y de estilo de vida asociadas con esta transición". De hecho, hasta la mitad de los pacientes que inician la diálisis pueden experimentar depresión, que es incluso mayor que la de los pacientes en diálisis de mantenimiento. La detección precoz de la depresión conducirá a una evaluación más detallada para confirmar dicho diagnóstico, lo que a su vez pondrá en marcha el tratamiento si se confirma. Esto puede ser determinante, ya que estos problemas psicológicos pueden afectar negativamente los resultados de salud a través de una variedad de mecanismos que incluyen la alteración de las respuestas inmunológicas y al estrés, comprometer el estado nutricional y reducir la adherencia a los regímenes médicos y de diálisis prescritos.

MAT-ES-2102623 V1 Julio 2021

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